Por primera vez en 25 años, Microsoft ha querido realizar importantes cambios estéticos en la empresa, como buscando renovar la imagen y el alma de la empresa. Todo empezó con el sistema operativo Windows 8, un tipo de entorno hasta ahora desconocido y revolucionario. Pero recientemente también le ha tocado su turno a la imagen de la empresa.
El cambio ha sido bastante sorprendente. En lugar de optar por buscar un diseño más atrevido y que contraste sobre los de la competencia, ha buscado la simplicidad, el minimalismo, como intentando aportar la imagen de empresa que busca la sencillez en sus productos, adaptándolos a todas las personas de todas las edades y de todo tipo de conocimientos adquiridos.
Imaginamos que esa es la intención, y aunque la verdad es que nos da más la sensación de estar jugando a “Simon”, lo cierto es que no nos desagrada en absoluto.
Curiosamente, y como ya hemos comentado anteriormente, la presentación de este nuevo logo coincide con la presentación del nuevo sistema operativo Windows 8, que a su vez coincide con la presentación del esperado Microsoft Office 2013. Desde luego la intención es la de dar ese cambio de tuerca y enfrentarse a los nuevos tiempos que vienen.
Lo que sí es cierto es que se trata de una estrategia de marketing dirigida por Jeff Hansen, pero lo cierto es que lo que verdaderamente esperan los usuarios de estos nuevos productos es encontrarse algo ya testado y que no de los problemas que siempre se han encontrado en la mayoría de sus productos nada más salir a la venta.